Un cordial saludo.

No sé cómo me atrevo a saludar algo tan grande en todo el sentido de la palabra, con el típico saludo humano que carece de trascendencia o suficiente peso espiritual para ser considerado mínimamente válido.

No es una justificación, es una explicación. Lo uso, como muestra de profundo respeto, además no tengo otras palabras que las que me atan la RAE, sin embargo, confío en que tú, quién todo lo ve, ves más allá de esas simples y vacías palabras. Ves mi interior.

Me inclino ante tu grandeza e infinita sabiduría.

Antes que nada: ruego que me perdones.

Perdón porque a pesar de las señales que me has dado, no he sido muy listo para captarlas. Perdón porque usé la energía, el tiempo y la confianza que has depositado en mí, para intentar cambiar mi realidad a la fuerza. Olvidé que solo tú sabes lo que me conviene. Aunque mi intención siempre ha sido por el bien de los demás, ignoré que solo tú sabes quién se merece ese bien y cuándo ha de recibirlo.

También ignoré que a veces, el bien, es un mal para otros dependiendo del nivel de consciencia y madurez en el que se encuentren.

Por eso, me rindo. Renuncio al control. Perdón por desconfiar sin querer en tu sabiduría cada vez que intenté que las cosas sucedieran a mí modo limitada de ver las cosas.

Segundo: Agradezco absolutamente todo.

Agradezco que permitas y respire. Creo que es sinónimo de que aún me queda por aprender en mi paso terrenal.

Agradezco que permitas que cada día se recobre mi vista con cada tropiezo.

Agradezco el amor puro que me regalas a través de mis hermanos humanos.

Agradezco lo “malo” que me haya sucedido. Ahora que lo pienso, ¿quién soy yo para juzgar los eventos como malos o buenos con una mente tan jodidamente pobre e ignorante de las verdades que forman la realidad espiritual y material?.

Agradezco por recordarme que eres en quién puedo confiar. Tú amor no da cabida al miedo. Agradezco que me hayas enseñado a pasar esa confianza por tu filtro, y cuál alquimista, aprendí a usar como herramienta tu filtro hecha de divinidad, para posteriormente transformar la deslealtad recibida, por ejemplo, en comprensión y perdón genuino a mis agresores.

Pido como Salomón, más sabiduría.

Pido más amor, pido más conexión contigo.

Ayúdame a ser luz.

Ayúdame a manejar la grandeza que otros ven, reflejo de tí en mí. Recuérdame siempre que TÚ ERES EL ÚNICO GRANDE.

Gracias por abrirme los ojos.

Gracias por rodearme de ángeles tanto en el plano físico como en el espiritual.

Reclamo lo que me pertenece en tí: TODO lo excepcional, justo y perfecto.

Atte: Tu fiel servidor.

por Caetano Márq

CAETANO MARQ, también conocido como C. MARQ, es cantante, compositor, productor musical, modelo, actor y escritor (del libro 'Marketing Wow Musical').

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *